sábado, 15 de noviembre de 2014

Fragmento de "La desheredada".

¿Pero las horas se han vuelto minutos? La noche vuela, y yo no duermo. Daré otra vuelta y cerraré los ojos; los apretaré aunque me duelan... ¿Por qué no puedo estar quieta un ratito largo? ¿Qué es esto que salta dentro de mí? ¡Ah!, son los nervios, los pícaros nervios, que cuando el corazón toca, ellos se sacan a bailar unos a otros. ¡Qué suplicio! Me muero de insomnio... Un baile en aquellos salones, Cielo santo, ¡qué hermoso será! ¡Cuándo verás en ti, garganta mía, enroscada una serpiente de diamantes, y tú, cuerpo, arrastrando una cola de gro!... Me gustan, sobre todas las cosas, los colores bajos, el rosa seco, el pajizo claro, el tórtola, el perla. Para gustar de los colores chillones ahí están esas cursis de Emilia y Leonor... ¡Cómo me agradan los terciopelos y las felpas de tonos cambiantes! Un traje negro con adornos de fuego, o claro con hojas de Otoño resulta lindísimo... El buen gusto nace con la persona...

Vamos, gracias a Dios que me duermo. Poquito a poco me va ganando el sueño. Al fin descansaré: bien lo necesito... Ya llegan los convidados, mi abuelita me manda que los reciba. Estoy preciosa esta noche... Entran ya. ¡Cuánta sonrisa, cuánto brillante, qué variedad de vestidos, qué bulla magnífica! y... en fin, ¡qué cosa tan buena! Hay una tibieza en el aire que me desvanece; me zumban los oídos, y en los espejos veo un temblor de figuras que me marea. Pero esto es precioso, y ya que una ha de morirse, porque no hay más remedio, que se muera aquí. ¡Jesús, qué cosa tan buena! Mi vestido es motivo de admiración. Eso bien se conoce. Acaba de llegar Joaquín y se dirige hacia mí... ¿Qué campanas son estas? ¡Las cuatro! Si estoy despierta, si no he dormido nada, sí estoy en mi cuarto miserable... Dios no quiere que yo descanse esta noche. Me volveré de este otro lado...

                                                                                               La desheredada (1881)
                                                                                               Benito Pérez Galdós

No hay comentarios:

Publicar un comentario